LA METAEVALUACIÓN EDUCATIVA
Hernández Patricia
INTRODUCCIÓN.
La
búsqueda de la mejora y la calidad en las organizaciones es una actividad
constante que en las últimas décadas ha envuelto a las instituciones
educativas. De este modo, se llevan al cabo procesos de evaluación permanentes
con la intención de encontrar a través del levantamiento de datos, aspectos que
permitan vislumbrar el camino a seguir, las decisiones que han de tomarse y las
acciones más pertinentes en pro de las tareas realizadas al interior de las
mismas.
Podemos decir que la función de la metaevaluación es analizar y evaluar los procesos de
evaluación. Se evalúa para mejorar la equidad y calidad de nuestras
instituciones y sistemas educativos, con evidencias de evidencias se hace más creíble juzgar al
sistema o una acción. En la práctica la Evaluación tiene dos
grandes adversarios: el tiempo y la subjetividad. Evaluar es un proceso
complejo, difícil de cumplimentar en un tiempo limitado.
GÉNESIS DE LA
METAEVALUACIÓN.
El
término metaevaluación data de los años sesenta y fue acuñado por Michael
Scriven. Para García (2000), este término ha despertado hasta ahora escaso
interés entre los especialistas en el campo de la evaluación.
La
metaevaluación ha sido y es comúnmente conceptualizada como aquella
investigación sistemática cuyo objetivo es emitir un juicio acerca de la
calidad, la relevancia, la pertinencia o los méritos de una evaluación. En este
sentido, la evaluación se convierte en el objeto de estudio del metaevaluador
(Stufflebeam, 1981; Scriven, 1967, 1991 citados en García, 2000). Por su parte,
Santos
(1998)
plantea que la metaevaluación consiste en analizar el proceso de evaluación, es
decir, evaluar la evaluación. En este sentido, Rosales (1990) y Stufflebeam y Shinkfield
(1987) coinciden al plantear que es necesaria una metaevaluación para poder
atribuirle un valor a cualquier proceso de evaluación.
DEFINICIÓN.
Para
Stufflebeam y Shinkfield (1987) el objetivo de la metaevaluación es asegurar la
calidad de los servicios evaluativos y señalar el camino para el perfeccionamiento
de la profesión y promover una mayor compresión de la tarea evaluativa.
La
importancia de la metaevaluación radica en que a través de ella puedan salir a
la luz las posibles fallas, abusos, incongruencias, desajustes y problemas que
se presentan durante la evaluación. Con esto se propicia una reflexión profunda
que vaya más allá de confirmar si existe validez o no en el proceso, la calidad
de los datos o la rigurosidad de los métodos que se han utilizado para obtener
información.
De
acuerdo con los planteamientos de Santos (1996), un proceso riguroso de
metaevaluación no sólo permitirá valorar de manera sistemática los resultados,
sino que permitirá tomar decisiones eficaces para mejorar el planteamiento, la
dinámica y los modelos de evaluación.
EVALUACIÓN DE LA DOCENCIA
Los resultados de una
institución en términos académicos se relacionan en gran medida con el trabajo
de los profesionales que en ella intervienen, por esta razón, la evaluación de
la práctica docente de los profesores constituye una de las actividades más
relevantes de la evaluación institucional. En México, la evaluación de la
docencia inició a finales de los años sesenta y principios de los años setenta,
en universidades privadas; sin embargo, su aplicación sistemática se presenta
en los años ochenta. Su uso se generaliza en 1990 con la modernización de la
educación superior, lo cual condujo a cambios estructurales en las ies,
particularmente en las públicas.
EL APRENDIZAJE EN LA EVALUACIÓN
La metaevaluación implica
que comprendamos cómo aprenden las personas a partir de la actividad de
evaluación. Después de todo, sólo en el acto del aprendizaje se garantiza el
valor de la evaluación. La evaluación permite construir un conocimiento que se
cimenta en los datos recogidos durante la exploración y el trabajo que los
evaluadores realizan con los mismos. Aunque la finalidad fundamental sea la
mejora, lo cierto es que la evaluación aporta un caudal de nuevos conocimientos
al acervo de saber sobre la educación. Una fuente de información y de
conocimiento es el proceso mismo dela evaluación. Se aprende, a través de la
evaluación, cómo se debe plantear, negociar, explorar, redactar informes,
aplicar resultados.
¿CÓMO VALORAR
EL MÉRITO DE UNA EVALUACIÓN?
No
existe un consenso sobre un conjunto determina do de principios que definan la
calidad de una evaluación. Chelinsky (1987) afirma que intentar definir y medir
la calidad de una evaluación no es tarea fácil, dado que la calidad depende de
las condiciones impuestas a la evaluación examinada. Los criterios no son
evidentes y su selección implica siempre algún sistema de valores.
Criterios de calidad.
Básicamente
existen tres criterios principales de calidad:
1.
Rigor: métodos precisos, correctamente aplicados.
2.
Valor: mérito, utilidad e importancia de los resultados de la evaluación.
3.
Eficiencia: efectividad del diseño y proceso de evaluación (Schwandt y Halpem,
1988).
Criterios de rigor
De
las tres dimensiones citadas, destaca el rigor. En el plano teórico, todas las
series de normas señalan que una evaluación rigurosa requiere, entre otras cosas,
el uso de medidas válidas y fiables, así como métodos apropiados de análisis de
datos. Para determinar procesos evaluativos aceptados por todos para documentar
el rigor constituye una tarea problemática.
Criterios de
utilidad.
Stufflebeam
(1981) basa la selección de criterios en la necesidad de obtener información de
calidad de acuerdo a una doble perspectiva:
a) Que la información sea un reflejo exacto de la situación,
es decir, que sea consistente, donde los procesos de obtención y análisis deben
conformarse con los criterios científicos actuales.
b) ) Referente al nivel del que la recibe y que podríamos
llamar la capacidad de estar informado.
Estos
criterios, que se denominan prácticos o de utilidad, son tan vitales que hacen
que los criterios científicos señalados constituyan una condición necesaria, pero
no suficiente, de calidad evaluativa
Criterios éticos.
Posavac
y Carey (1989) interpretan las normas éticas para evaluadores e incluyen
principios de conducta ética en investigación, así como descripciones de prácticas
correctas de evaluación de programas.
La
razón de la combinación de los dos aspectos es la creencia de que la ética en
evaluación significa algo más que ser honesto con el dinero, los datos y los
sujetos investigados. Aquí se encuentra implícita la idea de que la ética debe
plasmarse en informes claros, útiles y precisos.
CONCLUSIÓN.
Finalmente
podemos decir que la función de la metaevaluación es analizar y evaluar los
procesos de evaluación. Se evalúa para mejorar la equidad y calidad de nuestras
instituciones y sistemas educativos, con evidencias de evidencias se hace más
creíble juzgar al sistema o una acción. Evaluar constantemente las evaluaciones
debería ser un deber ser de toda institución.
En
educación es primordial para el desarrollo de todo sistema que aspira a la
mejora continua. La educación que no se cuestiona, que no recoge cada cierto
tiempo sus programas para re-evaluarlos y devolverlos renovados hacia la mente
de sus estudiante no podrá ver más allá de lo visible. La metaevaluación es
eso: evolución y cambio, es una meta-mirada capaz de ver lo que subyace más
allá de lo aparente. Esa es la finalidad última de la metaevaluación, por eso
hay que evaluar las evaluaciones, para
mirar más allá de lo visible.
REFRENCIAS.
LORA E. (2008) METAEVALUACIÓN
DEL PROCESO DE EVALUACIÓN DOCENTE: UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE HIDALGO. REVISTA
REENCUENTRO. [Revisada el 09 de diciembre del 2020] obtenida de: https://www.redalyc.org/pdf/340/34005310.pdf
ROSALES G. (1995) LA
METAEVALAUCION EDUCATIVA. DIALNET. [Revisada el 09 de diciembre del 2020]
obtenida de: https://unid.neolms.com/files/7367726/La_Metaevaluacion_educativa.pdf?lmsauth=6e9ed0e1ab20ea87a9ec54ca95a52689cdb5bcde
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